Los sueños se cumplen, ya estoy completamente seguro de ello. Pero los sueños no se cumplen solos, jamás se van a tomar el trajín de cumplirse por ti. Trabajar por alcanzarlos es una de las partes más bonitas, porque luego te dejará la satisfacción de que todo lo que has logrado, ha sido por tu esfuerzo y dedicación. Se vale soñar, porsupuesto que si, tan simple como que una persona que no sueña, está muerta. Pero... también se vale despertarse de ese sueño, volver a la realidad y hacer con todas las ganas del mundo tus sueños tangibles, tus sueños posibles.
Puedo decir oficialmente que ya soy un estudiante más del ICTC, otro que se atrevió a dejar todo por estar aquí y cumplir con perseverancia el objetivo principal de su proyecto de vida, ser cocinero. Llegué a la escuela lleno de expectativas, me cansé de leer sobre ella en la internet y saciarme con todas las fotos que encontraba de sus actividades, por ello estaba convencido de que llegaría a un lugar increíble, ¡Y vaya!, no estaba equivocado... Mi primera semana de clases ha sido completamente genial. Empezando por la genuina visita al Mercado de Conejero de Porlamar en la Isla de Margarita, donde pude comprender que la cocina no solo se trata de cocinar algo, sino de como llega ese algo (producto) que cocinas a tus manos y ese saber, solo se logra visitando los mercados, conversando con esa gente que desde temprano montan su tarantín para ofrecer su cosecha, o la de otros. Aunque en Venezuela no nos regimos por estaciones, por el hecho de que estamos sobre la zona ecuatorial y la posición del sol no varia; contamos con temporadas hermosas de vegetales todo el año, fue así como en el mercado me encontré con un fruto que jamás había visto en mis 20 años de vida, el cotoperí, es parecido al mamón pero mucho menos ácido y más dulce:
Así como también probé por primera vez una especie de cambur miniatura llamada titiaro, más pequeño que el cambur manzano, solo miren este bebé:
Además mi alma se pintó de un color rojo pasión con un batido a base de tomate de árbol, fruto que sabía que existía pero nunca había tenido la oportunidad de probar:
También tropecé con ciruelas de huesito, y al morder una me transporté de inmediato al patio de la casa de mi abuela, donde siendo niño trepaba el árbol con mis primos y comíamos de él hasta cansarnos:
De eso justamente se trata visitar los mercados, descubrir cosas nuevas, aprender de ellas y pensar luego como utilizarlas, que al comer una fruta te haga recordar bonitos momentos... La vida de un cocinero debería tener como tarea fundamental eso, un cocinero que no visita los mercados, es un cocinero que no ama su oficio.
La cocina se trata también de lenguaje y experimentación, después de aprender que hay 6 cortes básicos de vegetales y además más de 10 técnicas de cocción, imagínense el sin fin de preparaciones que podemos hacer con el gran mundo vegetal que nos rodea. Se trata de romper las reglas y acabar con tantos paradigmas que nos abruman el oficio, ¿Podemos inventar nuestra propia bechamel?, ¡Si!; ¿Podemos obviar la cebolla y cambiarla por nuestro sofrito favorito? ¡Porsupuesto!; esa es la vida de un cocinero, crear. Claro está, un cocinero profesional que no maneja lenguaje técnico vivirá con un rancho de pensamientos en su cabeza, pero uno que no experimenta está fregado literalmente, no saldrá nunca de servir la misma pasta con mayonesa comercial toda su vida.
Cocineros hay muchos, cocineros integrales pocos. La escuela ofrece la enseñanza de materias teóricas indispensables para el crecimiento personal y además profesional de nosotros y eso me encanta de aquí. Porque desde que sueño con mi exitosa carrera, siempre ha sido para mí súper importante no ser otro más del montón, sino una persona que deje huellas, un cocinero que desde su trabajo pueda regalar al mundo muchísimas cosas más que cocinar.
Ya casi terminando la semana pude disfrutar de algo maravilloso, creo que no lo olvidaré nunca, fue mi primera comida a 3 tiempos en un restaurante. Aunque fue aquí en la misma escuela en la sala de El Compartir (restaurante que maneja nivel 2 como parte de su aprendizaje), para mí fue genial y me lo disfruté al máximo. Todo funcionó como un último ensayo general de el nivel 2 para la re-apertura que se hará a partir del próximo lunes en el ICTC, pero aún así el servicio fue real y la comida también. La lasaña de vegetales que presentaron ese dia, fue creada a partir de los muchos cortes que practicamos el dia anterior en nuestra clase de cocina. El menú constó de: ensalada de lentejas, lasaña de vegetales y un flan tibio de café. Aunque mis compañeros de mesa se quejaron y quejaron de todo, yo me disfruté la experiencia al máximo, como no lo iba a ser si era mi primera vez, ¡¡Fue supremamente genial!! No me importó que fuera poco, que le faltara sal a la lasaña, que la presentación fuera pobre, naaada de eso me importó, nada arruinó mi emoción por lo que estaba viviendo. Feliz quedé con ello.
Si, el servicio terminó con una muy rica taza de café. Para un venezolano, terminar un almuerzo así, es lo mejor.
Otra de las cosas que me encanta de esta escuela, es que cocinamos pensando en un mundo mejor, conscientes de la importancia de comprarles productos también a los pequeños puestos de verduras que se paran en distintivas partes de la región, personas que respetan la verdadera vida de un conuco y nos regalan vegetales feitos, pero mil veces mejores, sanos y orgánicos que esos bonitos del supermercado. Creamos juntos también un compostero, porque todas esos restos de vegetales que solemos tirar a la basura, reuniéndolos en un pequeño lugar, podemos conseguir un enriquecido abono ecológico. Nos debemos convertir en cocineros íntegros, llevados de la mano con la ecología, con el mundo, con la vida.
Agradecido estoy con Dios, con mi familia, mis amigos y con esta escuela, me siento sumamente bendecido con esta oportunidad que estoy teniendo de crecer totalmente como futuro cocinero, sólo me basto soñar con que iba a estar aquí, creérmelo, tener mucha fe, y bueno, lo demás vino solo con trabajo. Cada experiencia que viva aquí será un gran aprendizaje en mi vida, estoy orgullosísimo de pertenecer a esta escuela y que sea ella la que me vea cada día labrar mi gran y anhelado sueño.
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