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sábado, 8 de marzo de 2014

¿Universitario o estudiante de un oficio?

Desde hace algún tiempo estoy algo psicótico queriendo a como de lugar cumplir mi más grande y anhelado sueño, ser cocinero. Pero no cualquiera, uno de los mejores, un cocinero con todas las armas, como diríamos en mi país. Uno que posea todas las herramientas necesarias para enfrentarse a una cocina profesional y no le tiemble la voz para aportar algo que pueda funcionar en una receta para que esta sea perfecta. Un cocinero que merezca la oportunidad de ser valorado como tal y que no necesite de un título universitario para ser respetado. Porque estudiar y prepararse para desempeñar un oficio es igual de duro que querer graduarse de la universidad.

Felicito a todas aquellas personas que de una manera u otra, luchan para conseguir un preciado título de cualquier universidad, porque se necesita más que pasar un examen para estar allí, se necesitan ganas, pasión, noches sin dormir, días completos interpretando un libro, desayunos y almuerzos incompletos, fuerza de voluntad para madrugar a diario y muchísimas cosas más. Pero me encantaría que todos comprendieran que no sólo universitarios hay en esta vida, estamos los que queremos triunfar pero siendo orgullosamente oficiantes, personas normales, inteligentes y capaces de comerse el mundo con su trabajo al igual que cualquier otro ser perseverante. ¿A que quiero llegar? A que tengamos la idea clara de que ser universitario o ser estudiante de un oficio, siempre llevaran consigo un mismo peso, un mismo esfuerzo. Es el momento de abrir nuestras mentes y dejar cualquier pre-juicio atrás, no es justo que a diario mucha gente sea pisoteada por no haber obtenido un papel firmado por una universidad, es simplemente basto juzgar a alguien por ello. Nacimos para vivir, vivimos para cumplir nuestros sueños, y si en nuestros sueños está ser carpintero, costurera o sastre, herrero, cocinero, o cualquier otra cosa que implique un oficio, ¿Por qué no tenemos el derecho de serlo? ¿Por qué no tenemos el derecho de ser un oficiante y merecer el mismo respeto de un ingeniero?...

Lo grandioso de la vida, es que con todos los golpes que nos da, tiene un único jugador principal, un protagonista, y siempre serás tú. El que llevará la batuta para elegir que hacer, con que ganarte el pan que le llevarás a tu familia en el futuro y todo esto para construir tu felicidad. Claro que siempre tendrás a ese arbitro que te sacará tarjeta rojas y amarillas cuando lo merezcas, que te dará la fuerza que necesitas para tener merecido tu lugar en el mundo y que sólo se puede ganar siendo honesto, humilde, respetuoso, solidario. Si te respetas tú como persona, si respetas tu elección, estás sólo a un paso de hacer que los demás te respeten a ti por lo que eres y por lo que haces.

Yo quiero ser cocinero, ya estoy completamente seguro de ello y he aprendido a querer esto tanto como cuando algún día pensé ser ingeniero. La cosa no es hacer lo que "la gente cree bien", sino, lo que tú quieres hacer, siempre y cuando tengas en mente que al momento de hacer algo y notes que estás dañando a un tercero, vas por mal camino. ¿Quieres ser abogado? ¡Perfecto!, ¿Quieres ser barbero? ¡Perfecto!, ¿Quieres ser contador y cocinero a la vez? ¡Perfecto! Pero siempre procura ser el mejor, eso te hará grande. No te conformes con un segundo lugar, se ambicioso (de los buenos eh?!).

Algún día alcanzaré mis metas, con el favor de Dios y estaré esperando siempre con brazos abiertos, a los que quieran darme un fuerte abrazo porque los hago sentir orgullosos de mi proyecto de vida. Orgullosos de que este chamo estudió igual que los demás, pero eligió ser un oficiante empedernido de la cocina.

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