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domingo, 9 de marzo de 2014

¡Señor me da dos cubitos! Por favor.

En Venezuela, cuando decimos "cubito", nos referimos a los dados de caldo deshidratado muy populares que venden en cualquier abasto o supermercado, marcas existen muchas. Era muy común que estando yo pequeño, me mandaran a la bodega por unos cubitos para el almuerzo, cuando ya se acababan del mercado hecho para la semana. Aún recuerdo la molestia que me causaba ir a la bodega por esos estúpidos cubitos...

Me atrevería a decir que un 85% de las familias venezolanas lo utilizan como ingrediente indispensable en cualquier cosa. Guisos, sopas, salsas y hasta con un ¡¡mango verde!!, así lo comía una prima hace muchos años. Que horror.

Lo que no saben estas familias es que se están envenenando, están acabando consigo lentamente por el uso constante de ese cubito, que con su nombre tan inocente, es puerta abierta a algo tan terrible como el cáncer. El ingrediente activo de este caldo deshidratado es el Glutamato Monosodico, un aditivo venenoso y la vez tan adictivo, que hace "resaltar" el sabor de muchos productos industriales. Pero de nada sirve resaltar supuestamente algo, sin importar que mate. Para una mejor explicación, les recomiendo que lean este articulo, perfecto para entender a que me refiero (por favor léelo, para que puedas captar mi idea). Con esto, no quiere que lleguen a un grado de psicosis extrema, sino, que tengan más cuidado con lo que compran en el supermercado y tratemos de descartar productos que consideramos indispensables, cuando no lo son. Hay mejores caminos para preparar una comida perfecta.

Los caldos en la cocina son base de muchas preparaciones, un buen caldo de pollo puede determinar una buena crema de apio; uno de res, una increíble salsa bolognesa y uno de pescado, una exitosa paella. Pero lo mejor de todo esto es que son muy prácticos de hacer, con un par de huesos del animal, un poco de cebolla, zanahoria y célery, tendrán ese ingrediente que tanto buscan, es el cubito versión sano, con un sabor mil veces mejor, más natural y orgánico. Antier cocinando, pude volar a mi infancia cuando pude sentir el olor de ese caldo de pollo que estaba preparando, me transporte a la pequeña cocina de mi casa donde mi mamá con esmero preparaba algo con cubito. Mi sorpresa, yo no estaba utilizando eso, estaba haciendo mi propio caldo.

Yo aún lucho con mi mamá para que no compre más ese ridículo pedacito de veneno, pero ¿saben que es difícil? destruir vínculos cuando has cargado con ellos toda tu vida. Pero imposible no es. Es música para mis oídos cuando ella me pide hacer un caldo, sé que voy por buen camino. Que rico fue transportarme a mi infancia con ese olor, que rico saber que utilicé una puerta más bonita para llegar allí.

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